domingo, noviembre 30, 2014

UNA VELADA CRUDEZA, GUILLERMO MACHUCA

UNA VELADA CRUDEZA



1)   La pintura de Mauro Jofré coincide – desde el punto de vista antropológico y formal con su apariencia. Y hay que decir que dicha coincidencia excluye toda sospecha de ligereza o impostura. Es sólo cosa de interrogar su pintura: cada pincelada, cada imagen presente en su obra exhibe un grado de coherencia acorde con los limites temáticos y formales impuestos por su propia concepción de la actividad pictórica. Estos límites reproducen un “modo de vida”; evocan, por así decirlo, ciertas resonancias de naturaleza romántica o existencial; hacen de las experiencias un modelo de resistencia, al margen de la hegemonía tecno-mediática que distingue el imaginario visual de fin de siglo.
2)   La pintura de Mauro Jofré se rige por el principio de la honestidad. No existe otra forma de afrontar la proclamada crisis del genero (extendible al arte en general). La sentencia hegeliana respecto a “la muerte del arte” omite la persistencia de ciertos actos gratuitos. Frente a la crisis del sentido (el arte es un hecho fáctico y como tal ya no puede ofrecer la coartada de la trascendencia), el artista –el pintor en este caso- sólo puede ofrecer su temple, es decir, su vocación.
3)   La vocación pictórica de Mauro Jofré supone una fidelidad respecto de aquellas zonas retraídas por la experiencia. Su modelo antropológico y social lo constituye el barrio; su “modus operandi”, el recorrido callejero. Dicho modelo, dicha actitud obliga a una mirada pausada, forjada a partir de una serie de estímulos provenientes de una topología sustraída a la vertiginosa modernización  urbanística y social. De ahí que su pintura evite la limpieza, el refinamiento, o la simple ocultación de la escara depositada en los muros y en los interiores que limitan su imaginario vulcano-barrial.
4)   La pintura de Mauro Jofré reproduce un tiempo y un espacio histórico especifico de la ciudad. Y también de la práctica artística. Se podría hablar aquí de una necesaria marginalidad. La calle, el negocio de la esquina, el taller de vulcanización y la letanía de ciertas atmósferas borrachas so coincidentes con la existencia de un tipo de pintor, en apariencia en desuso.
5)   La pintura de Mauro Jofré recuerda – por encima de cualquier consideración histórica – ciertos gestos provenientes de la llamada  “Generación del Centenario”. La analogía es valida, sobre todo si se atiende a la veracidad y a la expresión de su lenguaje plástico. Una mezcla de verismo y expresividad, no calza desde una perspectiva existencial – con la idea de cálculo o programa. Es una incertidumbre (otros hablarán de aventura) que evita las soluciones garantidas, calculadas, los efectos emblemáticos, cada vez más cosificados, que caracteriza el repertorio formal del arte más reciente. Esta concepción de la práctica artística exige no sólo un grado importante de honestidad; exige también, un compromiso de carácter afectivo o existencial contradictorio con los sobreañadidos retóricos de la vanguardia así como las soluciones esteticistas de cierta academia.
6)   La pintura de Mauro Jofré exhibe una velada crudeza; en esto su obra no guarda una filiación muy precisa con aquellas tendencias o expresiones más “taquilleras” que comparecen en la actual escena santiaguina. En este sentido, su pintura no parece reproducir aquellas operaciones susceptibles de fomentar, de manera oportunista, la emergencia de determinado discurso. La aspereza, desde el punto de vista político desafía las articulaciones que arman los discursos; a lo más podría remitir  las figuras del arrebato, la barbarie, la inocencia, la irresponsabilidad. Pero la inconciencia depende del contexto, la inocencia de los discursos militantes, el arrebato de las censuras ideológicas. Sin embargo, no se podría sancionar una pintura que no pretende erigirse en defensora de los desvalorizados derechos de la subjetividad (en el sentido catártico del término)
7)   La pintura de Mauro Jofré acusa una orfandad respecto a las filiaciones que determinan las opciones temáticas y formales del arte “joven” de la presente década. Es una exclusión que depende de las preferencias y motivaciones connaturales al ejercicio crítico. Y hay que decir que la crítica de arte en Chile (por lo menos las voces más afines a la vanguardia) ha tendido a privilegiar, de manera  políticamente justificada, una lectura centrada en el “imperativo de la lucidez”. Una persecución terrorista sólo es comprensible en un estado terrorista. La tiranía supone el silencio o el discurso de la dislocación. La democracia exige, por el contrario, una voz lo suficientemente fuerte como para paliar el desmantelamiento de los espacios consagrados a la disidencia. “Hacerse oir” pasa, en la actualidad, por los circuitos promocionales, informativos, comunicacionales (siempre que se tenga algo que decir, osea, algo que vender). En este sentido, la voz de Mauro Jofré es demasiado tenue, humilde incluso. La precariedad nunca es enfática, evita la cosificación (a pesar de tratarse aquí de una serie de objetos pictóricos).
8)   La soledad existencial presente en la obra de Mauro Jofré es inconfundible con cualquier estrategia de vaciamiento. El mentado vaciamiento del arte moderno (aclamado como una conquista positiva respecto a la tradición simbólico-religiosa del arte) se asemeja, de manera sospechosa, con los rasgos desublimatorios que caracteriza la lógica implacable del mercado. El arte que se vende es, a lo sumo, una suerte de parodia, que testimonia – por lo mismo – su carencia de espesor, de necesidad. Lo que se comercia son los gestos espectaculares, grandilocuentes, o los efectos cosméticos, a veces leves, a veces intensos (del conceptualismo, del expresionismo, etc.).
9)   La pintura de Mauro Jofré adolece de grandilocuencia y de vacuidad. Nada de retórica; nada de vaciada economía; una polvorienta melancolía envuelve su entorno, su espacio de vida. Su pintura es, a la larga, una suma de gestos rotos.





                                                                                            Guillermo Machuca

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